La terapia neural cognitiva sónica cerebral y la génesis de la escucha


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Artículo sobre la terapia de escucha y la génesis de la escucha (a través de la música)

Introducción

Durante los últimos 40 años, el Dr. Alfred A. Tomatis, médico francés especialista en Otorrinolaringología, ha desarrollado un método de estimulación auditiva que ayuda y acelera el desarrollo de la capacidad auditiva, el lenguaje y la comunicación. El Método que lleva el nombre de Tomatis ha sido aplicado con éxito en Norteamérica por profesores de educación especial, psicólogos y logopedas que han sido formados y certificados en la aplicación del Método Tomatis y continúan trabajando en asociación con el Dr. Tomatis. Hay más de 80 centros en todo el mundo, la mayoría en Europa, dirigidos por especialistas certificados de los campos de la música, la educación, la psicología, la medicina, la logopedia y la terapia ocupacional y motriz. En Norteamérica, el crecimiento del Método se ha visto impulsado por las actividades de organizaciones y particulares -tanto padres como profesionales- comprometidos con su difusión. Actualmente hay nueve clínicas o centros dirigidos por profesionales (privados y sin ánimo de lucro) que operan en Canadá (3), Estados Unidos (3) y México (3). Una versión especial de grupo del Método Tomatis, el Programa de Entrenamiento de la Escucha, se ha aplicado en cinco consejos escolares canadienses y en dos escuelas privadas para ayudar a niños con trastornos de aprendizaje y comunicación relacionados con la escucha. Tomatis acuñó el término "audio-psico-fonología" (A.P.P.) para describir su enfoque innovador y multidisciplinar. Ha desarrollado una teoría exhaustiva para explicar los resultados obtenidos con su método.

El método y sus efectos

El Método en sí es un programa de estimulación sensorial en el que el individuo escucha sonidos modificados electrónicamente (filtrados) a través de auriculares. El contenido puede ser música, la voz de la madre o la propia voz del individuo. El sonido se modifica mediante un dispositivo llamado Oído Electrónico. Mediante filtros, amplificadores y un sofisticado mecanismo de compuerta, el sonido se modifica y se presenta al oído en formas que se alternan rápidamente. Esta estimulación auditiva tiene una serie de efectos bien documentados (véanse Gilmor, 1989; van Jaarsveld &du Plessis, 1989, en prensa; y Stutt, 1983 para una revisión de la literatura).

  1. Hay una mejora en las habilidades de comunicación receptiva (capacidad de atención, comprensión auditiva) y expresiva (habla, voz y lenguaje). Esto se consigue, según Tomatis, gracias al efecto del sonido modificado sobre la respuesta de enfoque del oído medio, mediada en gran medida por la acción de los músculos del estribo y del martillo.
  2. Se observa una mejora de la concentración, el estado de alerta, la energía mental y un mayor desarrollo de las capacidades cognitivas. Tomatis lo atribuye al efecto energizante del sonido de alta frecuencia sobre el sistema nervioso central. Este "efecto de carga" se deriva de la gran proporción de células receptoras sensoriales de Corti (situadas en la membrana basilar de la cóclea) que responden al sonido de alta frecuencia.
  3. Se produce una mejora del bienestar emocional del individuo, especialmente en los casos en los que el origen del bloqueo emocional o del trauma se produjo en los primeros años de vida, durante el periodo prenatal, la experiencia del parto o los primeros años de vida. Generalmente se observan aumentos en la comunicatividad del individuo, "más expresivo verbalmente", "dice más pero habla menos", "más curioso", "más abierto". Estos cambios se efectúan mediante una simulación del proceso de desarrollo de la escucha desde las primeras etapas del funcionamiento auditivo del oído durante la vida prenatal. Este viaje sónico recorre las etapas de la escucha desde la mitad del embarazo, cuando se perciben las frecuencias más altas de la voz de la madre. También se recrea el "nacimiento sónico", transición de un entorno acústico líquido a un entorno acústico aéreo (como en el nacimiento). A continuación, la etapa prelingüística de escucha y juego con los sonidos conduce a la etapa lingüística, durante la cual se produce la integración de los sonidos del lenguaje, proceso que libera los bloqueos u obstáculos que impiden el deseo de comunicarse.
  4. Se han observado y documentado cambios en la postura, la coordinación, el dominio del movimiento corporal y el sentido del ritmo a través del impacto de la estimulación en el sistema vestibular, que media en estas funciones.
  5. Se reduce la tensión nerviosa, la irritabilidad, las quejas somáticas, la sobreestimulación emocional y la respuesta de sobresalto ante sonidos fuertes. Las personas se sienten más relajadas, se alteran con menos facilidad y son menos propensas a reaccionar emocionalmente de forma exagerada. Tomatis explica estos efectos como consecuencia de la acción "tonificante" de la estimulación auditiva sobre el tímpano y la consiguiente reducción de la activación de la rama auricular del nervio vago situada en el tímpano. La amplia gama de estos efectos ha hecho que el Método goce de una aplicación muy amplia, desde el campo de las dificultades de aprendizaje hasta los trastornos más graves del aprendizaje y la comunicación, incluidos los asociados al autismo, la parálisis cerebral, el retraso mental, las discapacidades perceptivas y los trastornos emocionales/conductuales. Puede utilizarse para ayudar a niños de tan sólo dos años, adolescentes y adultos con trastornos de aprendizaje y comunicación basados en la audición. También pueden beneficiarse las personas que deseen mejorar o potenciar esta habilidad comunicativa primaria para su desarrollo personal, su capacidad musical o la integración de lenguas extranjeras.

La experiencia inicial del niño en desarrollo con el sonido de su entorno puede ser positiva y estimulante o puede ser negativa e inhibir el deseo de emplear su capacidad auditiva. Hemos hablado de la importancia de la voz de la madre, pero ¿qué hay de las otras voces del entorno, de los hermanos, del padre? ¿Había felicidad en sus voces y una sensación de armonía en su interacción? ¿Había música en casa? ¿Se benefició el bebé del efecto estimulante de los sonidos musicales, las canciones infantiles, los cuentos y las canciones? Los sonidos positivos y estimulantes aumentan el deseo de escuchar y comunicarse. Cuando estos sonidos son negativos, pueden inhibir el deseo de emplear la capacidad de escuchar. La privación cultural se asocia con frecuencia a problemas de lenguaje, aprendizaje y comunicación. Tomatis sostiene que lo que marca la diferencia no es la presencia o ausencia de libros o recursos educativos. Es la ausencia de sonidos estimulantes y nutritivos, primero de la voz de la madre y después del entorno sonoro en el que nace el feto. Son estos sonidos los que estimularán la escucha del bebé y permitirán que se produzca la integración del lenguaje. El deseo de utilizar el lenguaje y de adoptarlo como herramienta de crecimiento en el mundo social se fomenta mucho antes de que el niño entre en la escuela, incluso antes de nacer. Hay traumas que también pueden afectar al deseo de comunicarse.
Las mudanzas familiares inquietantes, los problemas conyugales que crean conflictos en la familia, la llegada de un hermano pequeño que desestabiliza la relación entre la madre y el hijo mayor, los problemas de salud (sobre todo los que llevan a la hospitalización), los encuentros difíciles con el mundo fuera de casa, en la escuela o en el barrio, pueden provocar un cierre de la escucha del niño. Los factores físicos, como las infecciones de oído mencionadas anteriormente, también pueden inhibir la capacidad real de escuchar. Tomatis llegaría incluso a sugerir que algunas infecciones de oído pueden tener un origen psicógeno (es decir, psicosomático). Tampoco podemos pasar por alto la influencia de nuestra cultura orientada a lo visual, que poco fomenta o valora la escucha. Un buen ejemplo es la mala calidad del sonido de baja frecuencia emitido por los altavoces de la televisión o el teléfono. Permiten oír el sonido pero hacen poco por invitar al oído a escuchar. La naturaleza esencialmente pasiva de gran parte de la programación televisiva que ven tantos niños no fomenta la escucha ni el diálogo. Las grabadoras portátiles que reproducen el fuerte sonido de baja frecuencia de la música rock presentan riesgos adicionales para la escucha e incluso para la audición en adolescentes y adultos. El ruido ambiental que se encuentra en las aulas, los edificios de oficinas y los centros urbanos son razones adicionales para que apaguemos nuestra escucha. Sus numerosas consecuencias negativas han sido documentadas por Cohen (1981).
Por último, el aumento de los trastornos de la atención diagnosticados en niños y el alarmante incremento del analfabetismo son testimonio del descuido de esta habilidad vital por parte de nuestra cultura.

Autor: Gilmor, Timothy M, PhD

Fecha de publicación: 1989

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