El cerebro: vínculo entre percepción y acción
A finales de los años cuarenta, Tomatis identificó el principio que se convertiría en el fundamento mismo de su nuevo y revolucionario sistema. Comprendió intuitivamente que la percepción y la acción estaban vinculadas funcionalmente en la mecánica del cerebro. Para Tomatis, la percepción y la comprensión del habla estaban profundamente enraizadas en su activación por el sistema motor sensorial.
El principio que identificó afirma que la voz sólo puede reproducir bien lo que el oído oye, o mejor dicho, lo que el oído puede escuchar. Para Tomatis, no era sólo que el sistema perceptivo (implicado en la comprensión del habla) estuviera estrechamente conectado con el sistema motor a través del cual se produce el habla, sino que el mismo sistema motor contribuía a su vez en gran medida a la percepción y comprensión del lenguaje a nivel fonológico, semántico y sintáctico.
En otras palabras, para Tomatis, la percepción y la comprensión del habla estaban profundamente arraigadas en su activación por el sistema motor sensorial.
Los datos resultantes de la investigación en neurociencia e imagen cerebral han confirmado desde entonces esta idea. Se ha demostrado, por ejemplo, que, junto con el córtex prefrontal y el córtex premotor izquierdo, el córtex auditivo se activa no sólo durante la producción de los sonidos del habla, sino también durante su articulación silenciosa, su identificación voluntaria y su diferenciación, e incluso durante la exposición puramente pasiva a estos sonidos.
Tomatis creía que el lenguaje sólo podía desarrollarse en el ser humano mediante la activación de redes neuronales que conectan percepción, acción y cognición. Llama a estas redes neuronales "integradores de la escucha".
El tiempo le daría la razón: sus intuiciones se han visto ahora validadas por investigaciones que han puesto de relieve la existencia de conjuntos neuronales, tanto sensoriales como motores. Estas neuronas intervienen no sólo en el funcionamiento de los procesos lingüísticos, sino más generalmente en la realización de funciones cognitivas de alto nivel, como la memoria y la atención, así como en la comprensión de los objetivos e intenciones de otra persona.
Estas neuronas, denominadas neuronas espejo, se caracterizan por estar activas tanto durante la ejecución de una acción dirigida a un objetivo como al percibir la misma acción realizada por otra persona. Por eso el sistema pedagógico que desarrolló se denomina audio-psico-fonología, nombre que hace referencia a las tres funciones -sensorial, cognitiva y motora- que están vinculadas funcionalmente por la misma red neuronal.
La importancia de la vida intrauterina
El Dr. Tomatis fue también el primero en afirmar que el feto podía oír la voz de su madre, transmitida por conducción ósea.
Tomatis consideraba que la voz de la madre era una especie de vínculo acústico primordial e inquebrantable entre madre e hijo, que constituía un factor esencial en el desarrollo emocional, psicológico y lingüístico de la persona.
A lo largo de los años ochenta y noventa, la investigación psicolingüística sobre el papel de la voz materna en el desarrollo de los aspectos fonéticos y prosódicos del lenguaje volvió a confirmar la teoría de Tomatis. En pocas palabras, esta investigación demostró que la estimulación acústica de la voz de la madre deja una huella lingüística particular en el cerebro del feto. La exposición a la voz de la madre en el útero continúa la formación de las vías sensoriales y permite calibrar la percepción en relación con las características prosódicas de la lengua que se aprenderá después del nacimiento.
Además, este modelado prosódico servirá a su vez de base para los mecanismos finos de discriminación perceptiva necesarios para procesar correctamente los diversos contrastes fonéticos que se encuentran en una lengua determinada. Así, la prosodia transmitida por la voz de la madre orientará la escucha del bebé hacia los sonidos de la lengua que debe aprender.
La noción de escucha
La reflexión de Tomatis sobre la naturaleza de la vida intrauterina y sobre un diálogo prenatal primario entre la madre y el feto le llevó a desarrollar el sistema único de escucha educativa que ahora lleva su nombre: el Método Tomatis.
La escucha puede definirse como la capacidad de adaptarse a los cambios constantes de nuestro entorno acústico reajustando continuamente el contenido y la forma de los mensajes que recibimos. Al mismo tiempo, verificamos inmediatamente el resultado de este ajuste con el fin de aprender, alcanzar un objetivo o comunicarnos. Así pues, como a Tomatis le gustaba recordar a la gente, es posible tener una buena audición, pero ser un mal oyente.
Según Tomatis, dado que combina estrechamente percepción y acción, la escucha es por definición sensoriomotora: adaptarse a los cambios en nuestro mundo acústico es también ser capaz de adaptar el cuerpo a estos cambios. La importante contribución del sistema motor a la percepción del habla, esencial a su vez para realizar la función de escuchar, se explicaba plenamente para Tomatis por la forma particular en que concebía el oído y su funcionamiento.
De hecho, uno de los grandes méritos de Tomatis fue que siempre consideró el oído como un sistema a la vez sensorial y motor, es decir, un sistema sensoriomotor o, mejor aún, un sistema auditivo-motor.
Es importante señalar que, para Tomatis, el término "oído" se refiere no sólo a todas las estructuras periféricas especializadas en recibir información acústica o motora, sino también a las redes neuronales que conectan estos receptores con el sistema nervioso central.
La parte auditiva del oído, la cóclea, constituye la base de los mecanismos de la audición. El sistema auditivo es tanto aferente como eferente. Esto significa que los receptores auditivos situados en el oído interno envían mensajes al cerebro (aferentes), y el cerebro, especialmente bajo la influencia de las emociones, puede enviar mensajes a los receptores auditivos ordenándoles a cambio que funcionen de forma más o menos eficiente (eferentes).
Este aspecto eferente del sistema auditivo es una de las características de la audición, ya que implica que el cerebro tiene una gran influencia en nuestra capacidad para utilizar la audición con fines de comunicación y aprendizaje.
El vestíbulo es la parte motora del oído, pero como detecta el movimiento, también se considera una parte sensorial del oído. El sistema vestibular recoge toda la información cinestésica, es decir, toda la información relativa al movimiento. Por tanto, interviene fundamentalmente en los mecanismos del equilibrio y la postura. Su función principal es permitirnos resistir a la gravedad y mantenernos erguidos.
La influencia del vestíbulo se extiende por toda la corteza cerebral y también está fuerte y recíprocamente conectado con el cerebelo, una estructura neural que es crítica para la coordinación motora, así como para el establecimiento de mecanismos de automatización durante el aprendizaje. Así, en asociación con el cerebelo, el vestíbulo interviene en el desarrollo de la memoria procedimental, que es la memoria del saber hacer (función "hacer" o función "cómo hacer").
Además, el sistema vestibular también está conectado con el hipocampo, una estructura clave del sistema nervioso que interviene en la formación de la memoria episódica y la navegación espacial. Esta parte del oído también desempeña un papel muy importante en la formación del esquema corporal y en la construcción de la relación del cuerpo con el espacio. Tomatis consideraba que estas dos partes, la coclear y la vestibular, eran inseparables en lo que se refiere a la escucha, porque permanecen en constante diálogo entre sí a través de la activación de los vastos circuitos neuronales que las conectan recíprocamente.
Todo este mecanismo, formado por los sistemas vestibular y coclear y sus conexiones, es precisamente lo que forma los integradores de la escucha antes mencionados. Tomatis relacionó estas vastas redes neuronales con la percepción, la acción y la cognición. Los integradores contienen neuronas sensoriomotoras, especialmente las neuronas espejo, sobre las que la investigación ha llamado la atención en los últimos años.
Los integradores son la base de mecanismos tan diversos como los implicados en la percepción y producción del lenguaje hablado y escrito, en la motricidad general, la organización temporal, la motivación, la regulación de las emociones y el estrés, el proceso de atención y la memoria verbal y visual-espacial.
Tomatis solía decir que la función de escucha implica a todo el cuerpo, a la persona en su conjunto.
Los integradores de la función auditiva ayudan a dilucidar un concepto particularmente importante para Tomatis, la "corporización" del lenguaje. Lo que Tomatis quería decir era que una sílaba, palabra o frase, cuando se pronuncia o se escucha, tiene un componente motor a nivel cortical, y que este componente motor contribuirá a su vez en gran medida a la percepción y comprensión del habla.
Volvemos aquí a la idea fundamental de la dimensión sensoriomotora de la escucha, que está en la base del fenómeno de contrarreacción audiovocal identificado por Tomatis a finales de los años cuarenta: cualquier modificación percibida por una persona en su voz durante el acto de hablar o cantar provoca automáticamente una modificación rítmica o espectral en la voz. La correspondencia (sonido percibido del habla/reacción motora) parece ser muy fina y precisa. Por ejemplo, investigaciones recientes han demostrado que la corteza premotora lateral se activa tanto en la producción como en la recepción del sonido "p", y que, del mismo modo, la corteza premotora inferior se activa durante la producción o la recepción del sonido "t".
Por el contrario, la activación de la parte lateral de la corteza premotora implicada en el movimiento de los labios facilita la identificación de sonidos como "p" o "b", que implican específicamente una fuerte participación de los labios, aunque dificulta la identificación de sonidos como "t" o "d", que implican la punta de la lengua;
Al estimular la parte inferior del córtex premotor, implicada en el movimiento de la punta de la lengua, se observó un patrón de resultados opuesto: se facilita la identificación de los sonidos "t" o "d", mientras que disminuye la identificación de los sonidos "p" o "b".
La investigación actual empieza, pues, a confirmar lo que Tomatis afirmaba hace varias décadas, a saber, la idea de un modelo neurobiológico del lenguaje que vincula la percepción y las funciones motoras mediante la activación de vastas redes neuronales (los integradores de la escucha), en estas últimas participan neuronas del tipo de las neuronas espejo, recientemente descubiertas.
El fenómeno de la personificación también se aplica a nivel semántico. Por ejemplo, se ha demostrado que la percepción auditiva de verbos de acción referidos a una parte del cuerpo (por ejemplo, empujar, morder, apretar) estimula las partes del córtex motor implicadas en las activaciones musculares necesarias para estas acciones.
La investigación actual está estableciendo así un mapa somático probado del lenguaje muy cercano al de la personificación del lenguaje que sostiene Tomatis.
Un sistema pedagógico original
Para que la función de escucha sea eficaz, nuestro sistema auditivo no sólo debe ser capaz de adaptarse constantemente a los cambios en la información que recibe, sino que, basándose en los cambios detectados, también debe ser capaz de hacer predicciones sobre la representación de la imagen acústica entrante.
Por ello, para establecer y desarrollar la función auditiva, Tomatis creó un dispositivo original llamado Oído Electrónico, cuyo principio esencial se basa en la noción de "gating". El gating funciona como un sistema de alternancia entre dos fuentes sonoras que distribuyen la misma información pero con timbres e intensidades diferentes. Además, el gating es irregular en su patrón temporal.
La compuerta pone en juego la adaptabilidad y plasticidad de nuestro sistema nervioso. El fenómeno de la plasticidad neuronal puede definirse como un cambio dinámico de las características funcionales y estructurales de las neuronas, que se produce en respuesta a modificaciones que afectan a la naturaleza o al significado del mensaje sensorial que activa esas neuronas. La compuerta tiene un efecto sobre los dos músculos auditivos situados en el oído medio, y Tomatis creía que la función de estos músculos no era sólo transmitir el sonido a la cóclea, sino también regular el movimiento en los líquidos provocado por la transmisión, lo que permitía a la cóclea adaptarse rápidamente a la vibración entrante.
Si esta adaptación se realiza correctamente, la cóclea puede empezar a extraer eficazmente la información relevante, proceso necesario para la realización de la acción u objetivo actual que se haya fijado. La irregularidad de la alternancia que caracteriza al gating hace que el cerebro ponga en marcha los mecanismos de ajuste de la memoria auditiva a los cambios detectados, así como mecanismos de predicción en relación con la información sonora que está a punto de llegar. Como resultado, el gating hace que el sistema auditivo extraiga patrones de los mensajes sonoros entrantes y almacene esta información durante breves periodos en la memoria auditiva, que se actualiza periódicamente.
De ello se deduce que el gating, por la propia naturaleza de su acción, mantiene al cerebro centrado en la información siempre cambiante que recibe. Estos fenómenos sucesivos de actualización y predicción son la expresión de la plasticidad auditiva a corto plazo que se está poniendo en práctica. Solicitada repetidamente a lo largo del tiempo, esta última conducirá al establecimiento de un cambio positivo y duradero de la función de escucha, es decir, del funcionamiento de los circuitos auditivo-motores que forman los integradores.
Un curso de entrenamiento según el Método Tomatis consiste en una serie de ajustes sucesivos y rápidos del sistema auditivo, que conducen a la transformación deseada de la función auditiva - la expresión de la plasticidad a largo plazo.
En concreto, a nivel cerebral, la puesta en marcha de los mecanismos sucesivos de ajuste y predicción favorece el desarrollo de la atención selectiva, permitiendo al sujeto centrarse en la información relevante mientras descarta la que no lo es. A su vez, la mejora de la atención selectiva conducirá a una mejora de los procesos de percepción auditiva, tanto a nivel central como periférico, a través de la acción eferente del cerebro en relación con las células ciliadas del oído interno. Por tanto, el principio de la acción de compuerta implica tanto los mecanismos de estimulación sensorial, que van desde la periferia del oído hasta el cerebro (de abajo arriba), como los mecanismos de adaptación y ajuste auditivo, que van desde el cerebro hasta el oído (de arriba abajo), siendo estos últimos mecanismos los responsables del desarrollo y la mejora tanto de la percepción auditiva como de la atención.
Así pues, el objetivo del Método Tomatis -a través del sistema de compuertas específico del Oído Electrónico desarrollado por Tomatis Development SA- es adaptar a la persona a su entorno acústico ayudándola a desarrollar mecanismos de percepción activa. Éstos se caracterizan por la activación de circuitos auditivo-motores que implican una vasta red neuronal vestíbulo-coclear-cortical que contiene neuronas espejo. Esta es la razón por la que el campo de aplicación del sistema de escucha educativo creado por Tomatis es tan amplio. En efecto, mejora la capacidad de escucha de diagnósticos tan variados como las dificultades de aprendizaje y las deficiencias motoras, hasta los grandes problemas de comunicación, como el autismo.
Los diferentes casos presentados en este libro por consultores experimentados ilustran la gran eficacia de este sistema que, aunque ya tiene 60 años, sigue siendo asombrosamente moderno. Es esta modernidad la que asegura que el Método Tomatis es una metodología avanzada, concebida antes de su tiempo, que ha ayudado en muchas situaciones emocionales y de desarrollo en muchos países durante muchos años.
El Dr. Alfred Tomatis fue realmente un pionero increíble. En las páginas que siguen, usted descubrirá sólo algo de lo que él logró - y cómo el Método Tomatis puede impactar positivamente en las vidas de los niños que luchan con problemas de desarrollo y comportamiento.
Nicoloff, Le Roux (2011). El viaje de la escucha. Introducción de Jean Pierre Granier. pp. 13-22.